te contaría más realidades
y si estuvieras,
mis realidades
serían otras,
serían otras,
no tendría qué contarte.
Me canso,
en este vacío incierto
de otras vidas que se asoman
a mi cuerpo como un halo
y se alejan sin dejar huella.
y se alejan sin dejar huella.
Si estuvieras, amor,
la noche no sería una
sucesión
de sueños enmarañados
ni la soledad encubierta
bajo la sombra de un olvido.
Viviríamos hasta las siete
con la seguridad de las dudas
el temblor de los océanos,
descalzos y sin abrigo;
solos, con los ojos
rendidos.
Me pides que te cuente.
Ya te diré, Prometeo,
qué hice con tu fuego.